La parroquia La Virgen de Nazaret acompaña y promueve actividades pastorales y sociales de las comunidades, proyectos de desarrollo social y de formación humana, los cuales se llevan a cabo en la zona del distrito de El Agustino, con el fin de colaborar en el desarrollo integral y espiritual de las personas.

A inicios de 1968, el arzobispo de Lima de entonces, Juan Landázuri Ricketts, firmó el decreto de la creación de la parroquia La Virgen de Nazaret encargándosela a los jesuitas. Luego, en febrero de ese año, el monseñor Luis Bambarén, obispo auxiliar de Lima, hizo efectiva la fundación de la parroquia con una misa.

La asistencia de los jesuitas a las asambleas de los barrios, como representantes de la parroquia, mostraba una disposición de ayudar y acompañar al pueblo en este proceso, pero con la conciencia clara de que no se trataba de reemplazar el rol de los dirigentes. Una de las primeras acciones fue que ayudaron a la población a elaborar criterios básicos para la calificación de las familias para la remodelación y reubicación.

Cumplimos 55 años acompañando el proceso de crecimiento de uno de los sectores pobres más antiguos de la ciudad de Lima.

Una de nuestras preocupaciones más grandes siempre ha sido la formación de su gente, la cual siempre está presente con un compromiso claro con su parroquia y su distrito, desde hace muchos años se ha venido formando en diversas áreas, desde los sacramentos, hasta los ministerios para un mejor servicio a la feligresía que nos acompaña, se tenía una acción puntual, hasta hace algunos años en que se pudo ir ordenando el trabajo y se han formado
varias Escuelas de Formación que ayudan tanto a los jóvenes como a los adultos a su formación integral.

La mayoría de nuestra población es pobre y excluida de una real participación ciudadana que garantice un orden más justo. La presencia de la Iglesia en estos sectores tiene una influencia que puede servir al cambio.

El Agustino es uno de los sectores populares más antiguos de Lima y aunque ha mejorado su situación sigue siendo un distrito excluido y pobre. Un índice del conflicto en El Agustino es el crecimiento alarmante de la inseguridad ciudadana, delincuencia, violencia familiar y problemas juveniles. La parroquia es un actor social con historia y credibilidad para articular fe y justicia.

«Si juntos soñamos, juntos lo podemos lograr»